Bailando

Porfirio Hernández
3 min readFeb 14, 2023

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se cuelgan de ti los sueños masculinos, / cual de la cuerda endeble de una lira, los trinos.

Ramón López Velarde

Bien sabido es el conjunto de beneficios físicos que nos reporta el acto de bailar. Expresar con el cuerpo la intensidad emocional de una composición musical contribuye a mantener el equilibrio; a preservar músculos y huesos saludables y fortalecidos; a tener un cuerpo tonificado en lo general, especialmente en las extremidades; a lograr mayor elasticidad en articulaciones; mejor circulación sanguínea… y adicionalmente, una reducción en la probabilidad de riesgos de padecer enfermedades coronarias, como diabetes e hipertensión, y accidentes cardiovasculares, infartos al corazón, insuficiencias cardiacas, arritmias o anginas de pecho en cualquier grado.

Ejercitar el esqueleto y los músculos al ritmo de la música nos previene de una muerte súbita o prematura.

A nivel cerebral, bailar genera neurotransmisores que impactan directamente en los estados de ánimo, la claridad de pensamiento y en la prevención o mejora de enfermedades melancólicas, como la depresión. Uno es la dopamina, que causa sensaciones placenteras y genera un circuito de recompensa que empuja a repetir de nuevo aquello que nos hace sentir bien; otra sustancia es las endorfinas, hormonas que reducen la sensación de dolor físico y aumentan la sensación de placer (y la disposición a ejecutar secuencias de figuras de baile), y la serotonina, un neurotransmisor que, como todos, facilita las señales entre las células nerviosas y regula su intensidad, pero cuyos beneficios abarcan una amplia gama de funciones, de ahí llamada hormona de la felicidad.

Dicho así, el baile es una medicina preventiva para el cuerpo humano, pero es mucho más que eso, si hemos de considerar que es el espacio idóneo para el desarrollo de la imaginación creativa. Al bailar, se afinan los sentidos y la propiocepción, esa conciencia de saber dónde estamos (y dónde estaremos en los siguientes instantes) en relación con el resto de las personas u objetos alrededor, con lo cual se ejerce el dominio de la fuerza, la velocidad y la articulación coordinada en pos de un giro, remate o énfasis dramático, si se quiere llamar así, de una estrofa o una coda en coro.

Hay quienes gustan de cantar mientras bailan, dificultad agregada al complejo arte de bailar. Mis respetos.

Como sea, es una actividad enfocada a mejorar el estado de bienestar integral de nuestro ser. Deberíamos practicarlo más seguido, pues no se requiere ni siquiera la música, ya que ésta puede imaginarse y, siendo así, adaptarse al bailador; de haberla, facilita la concentración en los movimientos y, por ende, de la expresión más abierta. ¿No es así?

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Porfirio Hernández

Leo y escribo en Toluca, México. Me interesa divulgar las manifestaciones de la cultura y conversar sobre ello.