Carlos Olvera vive a través de su obra
El escritor mexiquense es recordado por amigos y lectores; su obra sigue vigente
El pasado miércoles 31 de enero de 2024, familiares y amigos se reunieron en el teatro universitario Los Jaguares en torno del escritor y director de escena Carlos Olvera Avelar (1940–2013), para recordar anécdotas y pormenores de sus primeras puestas en escena, de 1962 a 1967, cuando sin más recursos que la férrea voluntad de hacer arte, un grupo de jóvenes liderados por él, puso las bases del teatro que se produce actualmente en el Estado de México, porque con esa aventura ligada a numerosas vicisitudes por abrirse camino en los espacios públicos, pudo desarrollarse la infraestructura cultural que hoy gozamos los mexiquenses, tanto en la Universidad Autónoma del Estado de México como en los espacios que administra el gobierno estatal.
La lucha de ese grupo de jóvenes fue revolucionaria, pues sus convicciones apelaban también al orden mundial, y sus manifestaciones tenían un carácter cosmopolita: ciudadanos del mundo, aquel grupo de jóvenes dialogaba con la realidad de otros países sin demérito alguno, pues, como bien se sabe, la revolución de las conciencias es universal.
Así quedó dicho entre los asistentes a la conversación que se llevó a cabo entre Emma Hoyo, Jorge Loza, Antonio Hernández Jáuregui, Jesús Téllez, Rubén López y Juan Carlos Embriz, quienes situaron en perspectiva histórica ese esfuerzo colectivo y la trascendencia de sus acciones no solo en el teatro, sino en todas las disciplinas artísticas que tocaron quienes conformaban esa generación.
Carlos Olvera, así quedó claro, fue uno de los principales animadores de esa gesta cultural de grandes frutos. Su obra, y gran parte de su actividad como activista cultural, contribuyó a la fisonomía actual de las dependencias públicas dedicadas a fomentar y difundir el arte y la cultura.
Por su parte, el arte dramático cultivado por el maestro Olvera mantiene sus virtudes artísticas, como pudimos constatarlo en la adaptación hecha por Juan Carlos Embriz de dos textos fundamentales del escritor: “En Manga de Clavo” y “El vuelo de la hilacha”, magistralmente interpretada por Giovanni Santsalez, con destellos de filigrana finamente construidos para dar voz y profundidad a Antonio López de San Anna, personaje alrededor del cual giran ambas obras.
Se trató, pues, de un homenaje clarificador acerca de una época fundacional del teatro universitario, siempre a la vanguardia en materia de manifestaciones artísticas entre la sociedad entera. En el centro de esa generación, Carlos Olvera brilla con luz propia, pues su legado es amplio y aún tiene mucho qué ofrecer a las nuevas generaciones de lectores y espectadores del teatro de nuestro tiempo.