Cifra de Lichtenberg

El pensamiento del filósofo, científico y escritor alemán Georg Christoph Lichtenberg (1742–1799) se caracteriza por su agudeza, su ironía y su capacidad para abordar una amplia gama de temas. Sus aforismos, breves sentencias llenas de ingenio, condensan su visión del mundo y nos permiten asomarnos a la profundidad de su pensamiento.

Nacido el 1 de julio de 1742 en Ober-Ramstadt, Alemania, Lichtenberg se formó en las ciencias naturales y las matemáticas, y su contribución a estos campos fue significativa. Sin embargo, es en sus aforismos donde encontramos una muestra del espíritu crítico y reflexivo que lo caracterizaba. Véanse si no los siguientes ejemplos.

Fue un devoto del pensamiento científico, fundamento del método para llegar a conclusiones ciertas, veraces y objetivas: “La ciencia es una magnífica luz, pero solo ilumina al que la tiene”, escribió. Lichtenberg creía en la importancia del conocimiento y su capacidad para iluminar la mente de aquellos que lo poseen, sin embargo también sugiere que la ciencia no es accesible para todos, ya que solo aquellos que tienen la capacidad y la voluntad de buscarla podrán beneficiarse de sus luces.

Lichtenberg también abordó el efecto de la percepción a través de la literatura: “El escritor es alguien que puede hacer que los lectores sientan algo sin que ellos sepan por qué”; señala la habilidad del escritor para evocar emociones y capturar la atención de los lectores, y reconoce que el poder de la escritura va más allá de la mera transmisión de información, ya que puede tocar los corazones y las mentes de las personas de maneras inexplicables.

El pensador descreyó de la sociedad perfecta y su constelación de estereotipos, que expresó a través de una visión crítica sobre los grupos humanos: “La mayoría de las personas mueren a los veinticinco y no son enterradas hasta los setenta y cinco”. Lichtenberg tenía una genuina preocupación por la falta de vivacidad y curiosidad intelectual que observaba en muchas personas. Sugirió que, en lugar de buscar un desarrollo continuo y una vida llena de experiencias, muchas personas se resignan a una existencia monótona y poco enriquecedora desde una edad temprana.

Es justamente ese movimiento el que subraya en sus aforismos: una visión crítica de los entes elevados y líderes: “Si alguien tiene una idea brillante, siempre puede encontrar a alguien que lo ayudará a ejecutarla de manera estúpida”. Lichtenberg critica la falta de discernimiento y sabiduría práctica en la implementación de ideas; destaca la posibilidad de que incluso las ideas más brillantes se vean empañadas o malogradas por la falta de ejecución adecuada.

Como puede observarse, Lichtenberg inquirió con inteligencia las expresiones del ser humano en lo esencial de su tarea cotidiana. Basta citar el siguiente aforismo para concluirlo: “El espejo es un maestro más fiel que cualquier libro, ya que le da una respuesta exacta”. Lichtenberg reconoce la capacidad del espejo para reflejar nuestra apariencia física, pero también sugiere que puede ser un reflejo de nuestra propia esencia; el espejo nos confronta con nuestra verdadera imagen, sin adornos ni engaños, y nos invita a reflexionar sobre quiénes somos realmente.

El pensamiento de Lichtenberg se distingue por su agudeza, su perspicacia y su ingenio; sus aforismos nos adentran en su visión del mundo, su crítica mordaz a la naturaleza humana. A través de sus aforismos, esas cápsulas de sabiduría que tantos fieles lectores adoptó incluso entre la sociedad del siglo XVIII, Lichtenberg nos anima a reflexionar sobre la ciencia, la escritura, la sociedad, la ejecución de ideas y nuestra propia imagen. Su legado nos invita a abrazar la búsqueda del conocimiento, la introspección y la apertura de mente en nuestra propia vida.

En México, podemos encontrar sus aforismos traducidos por Juan Villoro, para el sello Fondo de Cultura Económica. Una edición que tengo como favorita en mi librero.