Corrección política vs excelencia moral

Porfirio Hernández
2 min readJun 12, 2020

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La corrección política de nuestros días ha llegado a fronteras inverosímiles, a ojos de quienes gustan de observar dos veces las cosas. Recientemente, la cadena de entretenimiento HBO anunció el retiro temporal de la película Lo que el tiempo se llevó, un clásico de Victor Fleming, para colocarle una advertencia al público receptor de que esa cinta refleja «prejuicios étnicos y raciales», y que, por favor, ese público lo tome en cuenta para no sentirse ofendido, pues será bajo su propia cuenta y riesgo que así sea.

Fotograma de “Lo que el viento se llevó”. Fuente: Magnet

Vivimos tiempos difíciles, pues a cada paso corremos el riesgo de ser injustos en nuestro juicio de las situaciones, las personas y las expresiones humanas: el ejemplo de arriba lo demuestra, aunque también revela la pobre percepción, quizás arraigada en lo real, no lo sé, de que no somos capaces de distinguir verdades básicas de falsas creencias, ni las leyes de ayer del buen gusto de hoy.

En la actualidad, escritos literarios de ayer son revisados por un tribunal superior con sentencia desfavorable, y nada se salva; lo mismo pasa con canciones, historietas, obras de arte pictórico, estatuas, noticias, líderes, opiniones… hay una necesidad imperante de redefinir lo público y proscribir el pasado opresor, en aras de una libertad más.

Nadie puede oponerse a ello; tampoco se admiten las medias tintas, ni las tibiezas del estilo «hay que pensarlo bien», pues los tiempos no están para razonar las cosas otra vez, ya las reflexionamos por ti y resolvimos lo mejor por el bien de todos los presentes y de los futuros.

Todo muy bien, pero, ¿esa generalización no restringe la libre articulación de la verdad de cada uno? La vida puede ser tan simple como queramos, es verdad, y cada quién la emprende con los retos que desee, pero podemos hacer mejor todo esto si la corrección política es sustituida por lo que el filósofo Aristóteles llamó «excelencia moral», basada en la justicia, la templanza y la valentía, lograda a través del ejercicio constante de esos principios. «La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía». La ventaja principal de esa sustitución es que la excelencia moral no pasa de moda, nos previene de males mayores y nos encamina hacia la verdad individual, honesta y rotunda de ser al mismo tiempo humano, social, único… y libre.

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Porfirio Hernández
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Written by Porfirio Hernández

Leo y escribo en Toluca, México. Me interesa divulgar las manifestaciones de la cultura y conversar sobre ello.

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