¿Hubo esta vida o la inventé?
Apuntamientos sobre el más reciente libro de Félix Suárez
Tengo en mis manos el más reciente libro del poeta mexicano Félix Suárez (1961), titulado ¿Hubo esta vida o la inventé?, publicado bajo los sellos Ediciones Ícaro, Ediciones del Lirio y Homérica Editores en abril de 2024. Como siempre me pasa con los títulos del poeta, quien comenzó su travesía poética hace ya 40 años con el libro La mordedura del caimán (Centro Toluqueño de Escritores, 1984), lo primero que me interesa indagar es por qué el título del libro, respuesta que espero encontrar en la colección de poemas de su interior; no sé, es como si yo quisiera ponerme a prueba para encontrar una razón no superficial en mi lectura, aunque lo sea, pues me da pie a entrar en el contenido con esa pregunta en mente.
No es esta la excepción. Los 35 poemas del libro dejan en claro que la pregunta del título es, quizás, una interrogación sobre la posición relativa del poema en relación con su autor, y cuánto de imaginación nos es útil para aderezar de contexto ese poema pretendidamente autobiográfico. Un momento: ¿los poemas de este libro son auténticamente autobiográficos? Lo son de manera explícita, mas no sabemos si esa biografía sea la de su autor real: son, en todo caso, completamente verosímiles, como para darle profundidad al título de la colección: ¿hubo esta vida? Si lo fue, maravillosa vida; si fue inventada, igual triunfo de la literatura y sus lectoras y lectores (que son muchos).
Pero no es solo eso: desde Peleas (Instituto Mexiquense de Cultura, 1989), Félix Suárez nos ha dado una poesía “sublimada”, no en el sentido de que su autor ensalce la belleza o las cualidades de una persona o una situación (lo que hace aun sin querer, pues los principios y leyes literarias de su obra son lealmente respetadas en cada libro suyo, y uno de esos principios es la ruta didáctica del ars amatoria de Ovidio), sino porque expone los impulsos instintivos de un ser apasionado, erotizado y, hoy, más reflexivo sobre su muerte, cuya voz lírica se levanta para describir nuestros propios impulsos en una clave aceptada sin reproches: la poesía misma. De ahí que la pregunta del título de este libro sea una genuina interrogación sobre si ha logrado transmitir sus dudas, frívolas o profundas, a quienes leen esas líneas edificadas con intención epigramática.
¿Lo ha logrado? Sí, contundentemente. La belleza categórica de su estilo se puede encontrar, decantada, en este libro. Siempre precisa, apenas tres racimos de flores, la naturaleza de este libro es profunda y plena. Uno encuentra en la breve cesura de un verso, por ejemplo, la pausa para entender metáforas y metonimias de instantáneo impacto, enunciadas con la voz firme de quien está acostumbrado a observar y ha llegado a conclusiones que, nos parece, son aplicables a toda situación semejante. Poesía que une, bajo la misma claridad, circunstancias individuales.
Es un deleite literario, mas no me detendré a describir sus rasgos, pues ya en otras ocasiones he hablado del estilo que traslucen los poemas de Félix Suárez, al grado de que he llegado a comparar sus poemas a epigramas o haikús de otras tradiciones literarias, lo que para mí significa que esta obra magnífica se emparenta sustancialmente con la mejor literatura de otros tiempos, incluyendo, desde luego, la de nuestros contemporáneos; entre ellos, la amorosa invocación de lo trascendental de Efraín Bartolomé, o la coloquial manera de llamar las cosas de Jaime Sabines… hipótesis, nada más. Cuando un poeta tiene una voz clara como la de este libro, es muy difícil discernir si su estilo está influido por la voz de otros, o esos otros son reflejo de la voz luminosa de estas páginas nuevas.
Ocurre con frecuencia que mi admiración se troca en verborrea, por eso debo concluir mi alusión a este libro aparecido hace unos meses apenas y que debemos conocer de inmediato: en esta colección hay numerosos ejemplos del horizonte lingüístico que puede llegar a alcanzar nuestro idioma al indagar sobre su materia, el ser humano y sus preocupaciones, sus apegos, sus afectos, sus pérdidas, sus memorias felices. Importa leer esta poesía reposada bajo esa luz.