Los buenos libros

Porfirio Hernández
3 min readOct 24, 2021

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No hay tal cosa de antemano. Los libros son lo que sus lectores decidan. Desde luego, hay libros que salen a la venta acompañados de positivas opiniones, sin embargo el verdadero juicio es el que viene con la lectura, ese encuentro de dos voces que dialogan en la alta soledad del pensamiento.

Desde luego, hay tantos libros como lectores, y lecturas como libros; Gabriel Zaid refiere que la primera vez que visitó la biblioteca del Tecnológico de Monterrey sintió vértigo: había tantos libros por leer… Aun en un solo libro caben todas las lecturas posibles, más siendo un libro durable: la Divina Comedia, de Dante, por ejemplo, ha perdurado en el tiempo gracias a sus innumerables interpretaciones, que no son más que elaboraciones eruditas de entrañables lecturas hechas a lo largo de siete siglos. No más, pero tampoco menos: cada palabra surgida de la lectura de esa obra inmortal habla de nosotros como especie.

No hay exageración en esto. Jorge Luis Borges, quien apreciaba la poesía de Rubén Darío al grado de otorgarle el crédito de dar a los poetas posteriores a éste la libertad de elegir metros, vocabulario y metáforas propias de la lengua española, comprendió que aun sin haberlo leído, Darío era capaz de influirnos como lectores.

Porque así son los libros. Nos tocan a la distancia, a través de otros lectores, algunos de los cuales escribieron su experiencia de leerlos. Porque leer y escribir son expresiones de un mismo acto: el diálogo de dos o más alrededor del fuego del conocimiento y el placer que éste produce.

Ayer 24 de octubre de 2021 se celebró una vez más el Día de las Bibliotecas; lo cito no con la sorna de quien cree que los días especiales operan como embalsamadores y consuelo ante la inacción, pues en materia de lectura no hay llamado a la acción pública ni a la defensa de derechos; hay, en cambio, una discreta invitación a sumergirse en el espacio sagrado del no-tiempo que es leer, leer sin ambición mayor que descubrir algo nuevo, o comprenderlo para sí. a través de la mirada de otras personas. Eso es lo que ha de celebrarse en una fecha especial dedicada a los libros: la fruición, la curiosidad, el deseo de saber, el placer de disfrutar.

Claro, la lectura seguirá teniendo funciones prácticas, porque nada escrito debe estar vedado y ninguna lectura puede ser censurable de antemano. No obstante, el peso específico de la lectura en la historia individual de las personas proviene, sin duda, de aquella ambición satisfecha. Y, por supuesto, de las ganas de proseguir ese camino.

Fotografía la de Jorge Luis Borges y Rubén Darío en https://sololiteratura.com/jorge-luis-borges/ y https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/dario_ruben.htm respectivamente.

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Written by Porfirio Hernández

Leo y escribo en Toluca, México. Me interesa divulgar las manifestaciones de la cultura y conversar sobre ello.

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