Mejicanos en el espacio… de nuevo

Porfirio Hernández
8 min readJul 22, 2024

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“Mejicanos en el espacio”, de Carlos Olvera, edición de TunAstral, 2024

La única novela publicada de Carlos Olvera (1940–2013), Mejicanos en el espacio, editada en 1968 por la editorial Diógenes, sello fundado por el legendario editor español Rafael Giménez Siles (1900–1991) y el crítico literario Emmanuel Carballo (1929–2014), cumplió el 30 de abril de este 2024 sus primeros 56 años de existencia. Su publicación, que constó de tres mil ejemplares más sobrantes para reposición, formó parte de un concurso que Carballo ideó para poner a competir a seis noveles escritores por una beca de dos mil pesos mensuales durante un año otorgados por su editorial para financiar la segunda novela de quien ganara el mayor número de votos de los lectores en ese año.

Portada de la primera edición de “Mejicanos en el espacio”, Diógenes, 1968
Portada de la primera edición de “Mejicanos en el espacio”, Diógenes, 1968

Participaron en ese singular certamen seis jóvenes, de edades semejantes, con su primera novela: Julián Meza (1944–2012), con El libro del desamor; Parménides García Saldaña (1944–1982), con Pasto verde; Margarita Dalton Palomo (1943), con Larga sinfonía en D y había una vez; Manuel Farill Guzmán (1945), con Los hijos del polvo, y Orlando Ortiz (1945–2021) con En caso de duda, quien obtuvo el beneficio de la editorial con la beca denominada “Martín Luis Guzmán”, cubierta económicamente por EDIAPSA, empresa mexicana organizadora de las librerías de Cristal. Hasta donde pude investigar, no hubo noticia posterior de esa prometida segunda novela.

No es casual que Carballo haya dado a esa beca el nombre del connotado escritor, diplomático y editor mexicano. En 1964, Carballo se convirtió en consejero de la casa Empresas Editoriales, fundada por Martín Luis Guzmán, desde donde hizo un notable trabajo como editor de libros y revelador de nuevos talentos de la literatura mexicana, vocación e instinto que ejerció durante toda su vida.

Los autores concursantes habían nacido en la misma década (los 40) y su obra tenía en común un discurso narrativo que los enmarcó en la generación de la Onda, cuyo lenguaje fue “de una subcultura que pretende una comunicación categórica”, afirmó Carlos Monsiváis, citado por Margo Glantz en aquel estudio fundamental Onda y escritura en México / Jóvenes de 20 a 33 (Siglo XXI Editores, 1971). El investigador Miguel Ángel Fernández Delgado, adscrito a la Universidad del Sur de la Florida, al analizar Mejicanos en el espacio explica que la novela “ofreció una forma distinta de escribir ciencia ficción ―quizá no la más atractiva― en un país y en una época en la que, por regla general, se hacían imitaciones de lo publicado en el exterior”.

Aunque Carlos Olvera no ganó ese certamen, y tampoco está citado en aquel estudio de Glantz sobre la Onda, hizo una aportación al género de la ciencia ficción que actualmente un numeroso grupo de escritores y lectores de la ciencia ficción ha empezado a reconocer como un revulsivo literario por su lenguaje, la caracterización de sus personajes y el género que eligió su autor, que dieron nuevos aires a la ficción de anticipación, entonces regida por la narrativa anglosajona, al grado de que se reconoce a Olvera como autor de “la primera novela posmoderna de la literatura mexicana”, en palabras del crítico Gabriel Trujillo Muñoz.

Carlos Olvera, 1969, en París. Foto: archivo personal del autor

Mejicanos en el espacio relata las peripecias de una misión mexicana del siglo XXII encargada de explorar y conquistar el horizonte interestelar; por sus características, la novela “acierta incorporando el lenguaje, el sentimiento y el pensamiento de los mexicanos de su época [1968], y sobre todo de la juventud de los años sesenta, pues es una novela escrita por un joven y para los jóvenes”, afirma el investigador estadunidense Samuel Manickam (en El colmillo del gato, FOEM, 2014), quien además imparte una cátedra sobre la obra de Olvera en la Universidad del Norte de Texas, en Estados Unidos.

Para poder apreciar mejor esta novela, coincide Manickam, debe ubicársele en su contexto literario. Escritores jóvenes como José Agustín y Gustavo Sáinz, entre otros, escribieron novelas y cuentos que se alejaron de los grandes temas literarios del día —la Revolución Mexicana, la identidad nacional, las culturas indígenas, etcétera— para trazar lo cotidiano de la vida juvenil por medio de lenguaje callejero formado por la música rock, las drogas, la experimentación sexual… Cuenta José Agustín en el artículo “La Onda que nunca existió”, publicado en el número 59 de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana de 2004, “todo esto se hizo lúdicamente, con experimentación formal, juegos con las palabras, fusión de géneros, irreverencia, sátira, parodia, ironía y crítica social”, y agrega que, entre otros géneros, también existe “ciencia ficción”.

Todas estas cualidades que enumera José Agustín describen bien a Mejicanos en el espacio, pues es una novela ondera aunque los críticos no la incluyan entre las obras canónicas de esta corriente. En una entrevista con Emmanuel Carballo publicada en “Excélsior” el 19 de mayo de 1968, Carlos Olvera describe perfectamente lo que hoy podríamos definir como el espíritu ondero de su novela: “Le digo todo esto porque yo creo que Mejicanos en el espacio es un cómic escrito, sin monitos, escrito muy en serio y no debe ser tomado tan en serio”. Y agrega:

No sé a ciencia cierta lo que sea este libro, porque siempre he querido escribir ciencia-ficción y aquí solamente se esbozan las circunstancias que pudieran hacerlo aparecer dentro del género. Es más bien una especie de anticipación colocada dentro de nuestra particular visión de las cosas, sin discriminar los elementos familiares a nosotros ni descartar de antemano las posibilidades mejicanas de saltar al cosmos. Ultimadamente, ¿por qué no ha de haber una base militar mejicana en Plutón? Por otro lado, traté de despojar a ciertas palabras de su natural grotesco. Doy como ejemplo el nombre de una de las naves espaciales mexicanas: la Consentida. A primera vista causa risa porque uno imagina una astronave decoradita como nuestros camiones de segunda clase. Pero después de varias páginas estos nombres se aceptan y se ven como lo más natural del mundo. Así, poco a poco, el lector se acostumbra a llamar al héroe Raúl en vez de Johnny o Paul.

Un autor de culto

En el momento de su aparición, la novela fue reseñada en diversos medios periodísticos y comentada entre la comunidad intelectual de la ciudad de Toluca y la ciudad de México. Hay mención a la aparición de la novela en medios periodísticos como El Sol de Toluca y El Noticiero (para referirse a la presentación de la novela en la Alianza Francesa de Toluca, en 1968) y Excélsior, y reseñas como la de Alfredo Juan Álvarez para la revista Siempre!, y de Andrés Iduarte para la revista Tiempo, e incluso aparece en la lista de los diez libros más vendidos en la ciudad de México en el periodo del 24 al 31 de mayo de 1968 en las principales librerías de la Ciudad de México.

En una carta enviada a Carlos Olvera, fechada el 27 de marzo de 1969, el escritor argentino Luis Guillermo Piazza (1921–2007) le pide al maestro Olvera que le envíe el manuscrito de la novela recién publicada por Carballo, “estando yo muy dispuesto a publicarla en forma mucho mejor que en Diógenes, claro está, y con mejor distribución”, escribió. Recordemos que Piazza era, a su vez, un decidido impulsor, desde la editorial Novaro, de la nueva narrativa mexicana, a contrapelo de algunos lectores, como María Elvira Bermúdez que vio en Mejicanos en el espacio “más que una extrapolación del presente, es sencillamente una versión particular del porvenir”, con un escepticismo que mantuvo prácticamente para todas las novelas de la Onda.

El interés por la novela de Carlos Olvera ha ido creciendo. En noviembre de 2013, Jesús Antonio Martínez Chávez, estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, para titularse de la licenciatura en Literatura Hispanomexicana analizó la construcción del estereotipo del mexicano presente en la novela, a partir de la teoría del actor red.

Asimismo, el reconocimiento a la novela de Carlos Olvera fue consignado en septiembre de 2020 por Manickam y el investigador Miguel Ángel Fernández Delgado con la edición del libro Más mejicanos en el espacio / Un tributo al legado artístico y literario de Carlos Olvera (publicación electrónica de Ophellas Editorial, de Gabriel Benítez), que consta de 10 cuentos de ciencia ficción de igual número de autores que han cultivado el género en México, en la senda que inauguró la novela pionera.

Más mejicanos en el espacio es una reunión literaria producto de la convocatoria formulada en el otoño de 2013, apenas unos meses después de la muerte de Olvera, a diversos autores mexicanos para rendir “homenaje al universo concebido por Carlos Olvera y su novela”, de la que los escritores Gabriel Trujillo Muñoz, Gabriel Benítez, Gabriela Damián Miravete, José Luis Zárate, Héctor Chavarría, Marcela del Río, Federico Schaffler, Jorge Sánchez Quintero, Antonio Malpica y Abraham Martínez Azuara parten para crear nuevas fabulaciones en clave fictocientífica, con alusiones directas e indirectas a Carlos Olvera y su emblemática “primera novela de ciencia-ficción indudablemente mexicana”, como la califica Fernández Delgado en el minucioso recorrido cronológico del género cultivado en México con que cierra esta fresca colección de cuentos y relatos.

Sorprende desde luego la profundidad a la que llegaron los diez autores en la comprensión estilística, desapegada e irónica, de la narrativa de Olvera, y el lugar que ocupa como precursora en la narrativa mexicana, que ninguno de ellos regatea, pues sitúan a Mejicanos en el espacio como una novela que abrió camino en el lenguaje lingüístico literario del género en México, aun cuando en su momento de publicación no tuvo la notoriedad que merece; hoy puede constatarse, como se lee en ese libro-homenaje, que ese valor está más vigente que nunca, pues la ciencia ficción mexicana ha cobrado una sólida carta de naturalización en el sistema literario nacional.

Las ediciones de la novela

La novela tiene tres ediciones más luego de la original de 1968. En 2005, la editorial del grupo TunAstral, fundado por Roberto Fernández Iglesias y el propio maestro Olvera, hizo una segunda edición, y ahora, en 2024, la tercera.

En 2013, Patricia Maawad y yo hicimos una compulsa con la versión que encontramos en los archivos personales del autor; de esa labor surgieron algunas precisiones de palabras, además de que restituimos la dedicatoria original “Con todo mi respeto / a Laika, la pionera”, que se perdió en las ediciones ulteriores a la original de 1968; esa edición se publicó en la compilación póstuma El colmillo del gato, publicada en 2014 por el Fondo Editorial del Estado de México, en la colección Summa de Letras, antecedida por reflexiones prologales de Alberto Chimal y de Samuel Manickam.

Hoy nos convoca esta nueva edición de la novela, que, por su importancia en el sistema literario nacional, tiene ante sí la oportunidad de ser leída en clave crítica por nuevos lectores, o los mismos, pero con nuevos ojos, como lo es toda empresa lectora.

Texto leído en ocasión de la presentación del libro en el Centro Tolzú, en Toluca, Estado de México, el 20 de julio de 2024.

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Porfirio Hernández

Leo y escribo en Toluca, México. Me interesa divulgar las manifestaciones de la cultura y conversar sobre ello.