¿Propuestas u ocurrencias?
Las candidatas al gobierno del Estado de México expusieron en el reciente debate del 20 de abril de 2023 sus propuestas para impulsar la Cultura. La primera conclusión que resulta de escucharlas es que no existe una visión integral de la política cultural, sino una continuidad en las ocurrencias que ya desde 2017 ventilaron quienes entonces competían por el mismo puesto.
Delfina Gómez, candidata de la alianza Juntos Haremos Historia, propuso ahora 1. La creación de bachilleratos especializados en artes, 2. La creación y fortalecimiento de orquestas infantiles, 3. Reconocer a “los tesoros” (personas) culturales, 4. Trabajar en conjunto con hacedores de arte audiovisual y rap, 5. Hacer un proyecto con los cronistas municipales para respaldar su trabajo y 6. Crear un programa de desarrollo cultural municipal.
Alejandra del Moral, candidata de la alianza Va por el Estado de México, propuso 1. Ampliar y fortalecer la red de museos, 2. Construir dos nuevas cinetecas y un conservatorio de música en el oriente del estado, 3. Construir un centro cultural multimodal en el norte del estado, 4. “Desatar el potencial de los jóvenes artistas mexiquenses”, 5. Construir un parque de la ciencia por año, y 6. Dar becas artísticas para apoyar el talento de las y los mexiquenses (supongo que a eso se refería el punto 4).
Tales propuestas son parecidas a las que en 2017 expuso el entonces candidato Alfredo del Mazo Maza, hoy gobernador: 1. Destinar más recursos para las casas de cultura municipales, 2. Fundar la Escuela Mexiquense de Pintura, 3. Construir un Centro Cultural Regional en el valle de México, 4. Rescatar el patrimonio histórico, 5. Fortalecer el programa de becas y residencias artísticas en el extranjero y 6. Que el presupuesto de cultura sea irreductible. ¿Cumplió?
No parece ser prioridad impulsar ahora una ley estatal de Cultura que señale los mecanismos exclusivos de coordinación entre el estado y los municipios para el acceso de los bienes y servicios que presta el Estado en materia cultural; que defina la responsabilidad que debe tener el orden estatal en la preservación, salvaguarda y promoción de los vestigios históricos y arqueológicos en la entidad; que garantice que en todos los municipios haya al menos un regidor de Cultura y un consejo local de arte y cultura para garantizar el fomento de tales manifestaciones en sus jurisdicciones; que establezca la obligatoriedad a los municipios de abrir y mantener activo al menos un espacio para la cultura y el arte en sus demarcaciones.
Una vez más, se corrobora que las políticas públicas dependen de una voluntad individual, sin concierto ni orden, sin planeación ni presupuestación a largo plazo, sin medición de resultados, lo cual se traduce en un mínimo impacto en la dinámica actual de la Cultura como sector estratégico. Ocurrencias, pues.
La manida idea de que a través de la cultura pueden combatirse otros problemas sociales del estado (y del país) no tiene evidencia estadística de resultados positivos, pues los indicadores de marginalidad, exclusión, deserción escolar, pobreza extrema, violencia intrafamiliar e inseguridad pública, por citar algunos, han ido creciendo por encima del ritmo de crecimiento total de la población, además de que los porcentajes de presupuesto público dedicados al sector Cultura van en decremento en términos reales.
En conclusión: en los hechos y en las propuestas actuales, la cultura es la última de las prioridades de quienes gobiernan y aspiran a gobernar el estado. Por ende, no es posible augurar resultados positivos en el sexenio que está por comenzar. Ojalá me equivoque.